lunes, 8 de octubre de 2012

1 % de probabilidades - 2ª cap. [Shizaya] + 18



Éste se trata de un FANFIC de dos capítulos únicos de género YAOI (chico x chico) de la serie  Durarara!! (デュラララ!!). Este es el 2ª Capítulo del contenido, para ver el primero capítulo tan sólo le tendréis que dar click en el título 1ª capítulo del índice. Sino te gusta esta temática o la serie te aconsejo que entonces no sigas leyendo, ¡Muchas gracias por leer y no olviden dejar un comentario para decir qué les ha parecido!

La pareja que sale en este capítulo es Shizaya (Shizuo x Izaya).



· ·       índice    ··


1ª Capítulo: Una repentina probabilidad

2ª Capítulo: Un odio apasionado


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No sabía desde cuando las cosas se habían vuelto así. Si lo pensaba bien, ni si quiera había sido consciente del cambio. Bueno, sí, recordaba ese día, ¿pero había sido a partir de ahí? No, todo eso era fruto del tiempo. Su percepción no había cambiado de un día para otro, sino que poco a poco se había ido dando cuenta…. De que no necesariamente si conseguía atrapar a Izaya terminaría matándolo.

Cierto orgullo era herido cada vez que intentaba asimilar tales hechos. Siempre se preguntaba lo mismo; ¿Por qué? ¿Por qué no lo hacía? Porque en el fondo lo deseaba con todo su corazón; lo había deseado siempre. Matarlo, por supuesto.

No era usual en él, pero un día aceptó ir de copas con algunos amigos. Terminó bastante borracho y casualmente se encontró a Izaya. Lo intentó perseguir como siempre hacía pero el moreno debió ser consciente de su ebriedad ya que en vez de fugarse tan rápido como siempre prefirió pavonearse de él durante un buen rato.

Era una noche fría y bastante solitaria. No había apenas nadie circulando por esas callejuelas sucias de la ciudad. Recordaba estar muy enfadado porque Izaya estaba tan cerca de él pero aún así era incapaz de zafarlo. 

Como la sanguijuela se reía porque era demasiado “pesado” en comparación con él, seguramente debido a los calores del alcohol y las ideas alocadas que el mareo le causaba, decidió quitarse gran parte de la ropa. Sino recordaba mal, al menos consiguió dejarse los pantalones.

Entre unas cosas y otras inexplicablemente terminaron teniendo sexo. Sino recordaba mal una de las principales razones al final fue que Izaya seguía insistiendo en que era virgen; así que simplemente quiso demostrarle que no.

No, no empezó él. O realmente no sabía bien del todo quién empezó de los dos. Aún visualizaba en su mente el rostro de Izaya sonrojado y sus manos tocándole, aprovechando su cuerpo tan ligero de ropa.

Reconfortaba algo que no hubiera sido el pasivo en la situación. Aunque en el fondo sabía que ni eso podía tranquilizarle.

¿Ahora qué sucedía? Izaya sabía muy bien ahora a veces como escaquearse; o directamente salvarse la vida.

-         Déjame… en paz…-farfulló con su grave voz.

Lo decía pero sin embargo las manos que agarraban a Izaya temblaban ligeramente. El moreno le había aflojado la hebilla del cinturón y bajándole el pantalón hasta las caderas había metido su descarada y pervertida mano. Le dedicaba una de sus diablescas sonrisas tan llenas de maldad que tan asquerosas le parecían mientras, con bastante experiencia para variar en él, le acariciaba suavemente el miembro.


-         Un poco paradójico, Shizu-chan. Me quieres matar, pero ahora estás pidiendo que yo te deje…Que curiosidades de la vida, ¿verdad?

Como siempre, mofándose. Como si dominara la situación pasara lo que pasara. Prácticamente ya le estaba masturbando. Izaya no temió en pegarse a su cuerpo, apoyando una mano en su hombro, le recorrió el cuello con la lengua. En fin de cuentas, no lo asimilaba pero se estaba dejando. 

-         Siempre que estamos en estas circunstancias el miedo que siento hacia ti se desvanece.-le susurró en el oído con suavidad. Mordió el lóbulo, tan fuerte que sabía que debía haberle hecho sangre y terminó diciendo:- Me pregunto si de esta manera podría matarte.

Le apartó de un manotazo la cabeza, tan brusco que casi lo hizo caer. No era cierto eso del todo. Al menos Izaya tampoco podía librarse del dolor exactamente. Ni mucho menos Shizuo era cuidadoso con sus actos y el usaba su usual violencia de la misma manera con él en el momento del coito. Incluso más, porque en su interior seguía deseando lastimarlo. Al menos se consolaba suficiente al ver que el cuerpo de Izaya podía parecer tan delicado como el de una muñeca; empujones y sacudidas hacían que perdiera el equilibrio y se lastimara con mucha facilidad. Aunque le cegaba el hecho de que lo más posible fuera que el cuerpo de éste fuera normal, sólo que su fuerza superaba, como se sabía muy bien, la lógica humana. 

Sí, Izaya sabía que sus estocadas brutales en más de una ocasión casi le hacían perder la consciencia por unos segundos. Ahora, si de verdad usara toda su fuerza en lo cometido ya hacía tiempo que habría muerto entre sus brazos. No sabía bien si el deleite lo hacía aflojar o precisamente aflojaba para seguir con dicho placer.


Hubiera sido todo más fácil si se hubieran conseguido matar mutuamente antes de llegar a esa altura.

¿Pero en esos instantes por qué la mente conseguía nublárseles y lo único que conseguían razonar eran acrecentar esa pasión por el otro que parecía tan inexistente pero que al friccionarse se volvía tan vívida?

Era ineludible reconocerlo. Al igual que el odio que siempre preexistiría pasara lo que pasara.

-         Un día conseguirás romperme en dos, Shizu-chan.-gimió Izaya con una mezcla entre aflicción y satisfacción cuando le sacudió el cuerpo con esa fiereza. Cogiéndole de los brazos lo hizo sentarse encima suya.

Ah, no sabía ni cómo narices podían terminar ambos en la cama del otro. En ese instante era Izaya quién estaba desnudo sobre su cama, pero reconocía que a veces había sido él quién había terminado en la suya.

El moreno rodeó el cuello con sus brazos aprovechando la posición y sus ojos se clavaron en los suyos por un rato. Shizuo no pudo evitar apartar la mirada y sonrojarse.

¿Dónde escondía sus sentimientos este hombre si es que en realidad los tenía? Siempre lo miraba. Le gustaba mucho hacerlo en los mayores momentos de éxtasis, como si quisiera ver dibujada la vergüenza en su rostro. Después de su reacción siempre soltaba alguna que otra tonta carcajada.

-         eres tan atractivo, Shizi. Sin las gafas me pones aún más.-le confesó como si nada mientras se repasaba los labios con la lengua lujuriosamente. Sólo a él le gustaba decir esas descaradas frases. Era bastante obvio el hecho de que las decía sólo para molestarle.

O eso podía acomplejarse. No tenía por qué haber una sola causa detrás de las verdades y hechos; sino que más bien podría haber infinitos motivos. ¿Por qué no aceptar que eran sinceras palabras que más bien la causa del atrevimiento a ser dichas, y no su invención, era la reacción del rubio?                                                                

Sí, más bien es así” aceptaba Izaya mordiéndose el labio con las comisuras curvadas queriendo armar su habitual astuta sonrisa  que de algún modo no conseguía evitar que manifestara goce. Como el de Shizuo; los gestos sonrojados de ambos, curvando las cejas y armando un aspecto tan, tan débil. Realmente, podrían morir en cualquier momento así si alguno de los dos sacara un arma o directamente Shizuo intentara aporrearlo.

No se descartaba la posibilidad nunca. Nunca, a pesar de que la estúpida y alocada “infracción” la cometían una y otra vez.

Después de los gemidos y de llegar al éxtasis volvían a la realidad; como si hubiera sido un momento de descanso. Al menos para Shizuo; puesto que para Izaya todo seguía formando parte del mismo juego.

Porque mientras que Shizuo no lo admitía nunca; a Izaya le gustaba recapitularlo sólo para jactarse de él. En algún momento de su infancia, Izaya perdió la timidez o más bien la modestia junto a la decencia. Admitir que tenía sexo con un hombre, que además odiaba con todo su corazón, no parecía ser ningún impedimento para él.

Claro que no, porque cuando lo decía era como si hubiera sido todo una burla. Como si Shizuo hubiera caído en sus garras y fuera un pobre seducido por su encanto. Sí, ese rubio cascarrabias que según decía quería matarle gracias a él tenía los mejores orgasmos de su existencia. Por lo que, él quedaba como un simple patético. Un estúpido encandilado por su belleza perfecta y esplendida (¿acaso no podía ser algo menos egocéntrico?).  

Ah, pero esas palabras se las hacía pagar bien cuando en realidad terminaban de esa manera porque era Izaya quien la mayoría de ocasiones lo buscaba (podría jurar que siempre era él el necesitado, pero tampoco quería pecar de iluso).

-         Quién es el idiota seducido, eh…-gruñía Shizuo intentando aguantar el cigarro de su boca al mismo tiempo que desgarraba prácticamente la ropa de Izaya que, de nuevo, estaba entre sus brazos.-¿Quién es, eh, hijo de puta?

Bueno, la venganza era una de las excusas perfectas para él. De esa manera acosarlo parecía mucho más fácil. Le mordía el cuello, le dejaba marcas por todo el cuerpo, le tomaba de la postura que quería y lo usaba cuantas veces le apeteciera.

Sin embargo, por mucho esfuerzo que le pusiera en que Izaya perdiera el juicio, él seguía poniendo esa cara de placer. Seguía nombrándolo en sus gemidos.

De nuevo, clavándole esa mirada placentera.

No me mires así, cabrón.” Pensó oprimiendo los labios y conteniendo el apartar la mirada. Sabía que esa reacción le agradaba demasiado a Izaya (debía ser esa la razón por qué lo hacía seguramente). 

Notó un bombeo en su pecho más fuerte de lo normal. Sin embargo era fácil disimularlo en esas situaciones; los latidos de su corazón ya sonaban acelerados. Agarrando los muslos de Izaya, continuó moviendo la pelvis fieramente. Exhalaba suspiros del esfuerzo; el sudor impregnaba sus cuerpos desnudos e Izaya seguía sonriendo con ese gesto de deleite en sus facciones.


“No me mires así, no me mires así”

Inconscientemente se lo estaba repitiendo una y otra vez. Cerró los ojos con intención de concentrarse más y flexionó más el torso apoyando los brazos en el colchón.

-         Shizu-chan…

Otra vez con esos gemidos de mierda que tanto lo excitaban aunque jamás en su vida lo fuera a admitir.

Abrió los ojos que dejó entrecerrados. Ahora la mirada penetrante de Izaya estaba más cerca; mucho más cerca de lo que habría imaginado. Ambos gemían mientras el rubio seguía moviéndose y éste a su compás.

 Podía notar la respiración entrecortada de Izaya acariciándole la piel. Sus comisuras se habían arqueado aún más; esbozando una sonrisa aún más amplia.

-         Qué coñ...

“¿Qué coño estás pensando?”

No, pero eso no pudo decirlo; porque los labios de Izaya habían presionado los suyos. Ahora con suavidad los abría para introducir su lengua que no tardó en retorcer con la suya.

Por unos segundos su mente se puso en blanco, volviendo a cerrar los ojos dejó llevarse por el beso y sin darse cuenta aceleró el movimiento y ambos llegaron al éxtasis.

Un beso. Porque nunca se habían besado ni lo habían visto necesario. ¿Para qué? Si había una palabra para describir lo que hacían era “desahogarse”. Desahogarse sexualmente no implicaba, para que mentir, más que de cintura para abajo.

Pero Izaya le había besado. Lo había hecho; y a partir de esa vez, instintivamente Shizuo buscaba sus labios.  




LAUZ
  


1 % de probabilidades - 1ª cap. [Shizaya]


Éste se trata de un FANFIC de dos capítulos únicos de género YAOI (chico x chico) de la serie  Durarara!! (デュラララ!!). Este es el 1ª Capítulo del contenido, para ver el segundo capítulo tan sólo le tendréis que dar click en el título 2ª capítulo del índice. Sino te gusta esta temática o la serie te aconsejo que entonces no sigas leyendo, ¡Muchas gracias por leer y no olviden dejar un comentario para decir qué les ha parecido!

La pareja que sale en este capítulo es Shizaya (Shizuo x Izaya).




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1ª Capítulo: Una repentina probabilidad

2ª Capítulo: Un odio apasionado


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1ª Capítulo: Una repentina probabilidad



“Sin importar qué, el día que pueda atraparte, te mataré”

Esa eran sus serias palabras dichas y recitadas con demasiada continuidad a lo largo de casi toda su vida; al menos desde que empezó su adolescencia. Y en ellas había creído ciegamente hasta el día de hoy; en el que tal profecía por muy imposible que pareciera por fin se había hecho realidad.

Izaya estaba ahí. Atrapado contra la pared y agarrado por sus dedos que le apretaban el chaquetón con fiereza. Hubiera escapado como siempre hacía; pero había tenido la gran mala suerte (esa que en realidad nunca le había acompañado) de que después de ni más ni menos que tres intentos, por consecutivas desgracias, había terminado a parar en frente del cabreado Shizuo.

Éste le había lanzado algún que otro aparato urbano que le había hecho perder el conocimiento. Justo cuando lo tenía a dos pasos; Izaya había conseguido levantarse y echarse hacia atrás sin embargo el aparato había reventado unas cañerías que en ese momento explotaron y con violencia arrojaron las fuertes corrientes de agua contra él haciéndolo chocar contra una pared en la que quiso arrastrarse en ella hacia un lado pero repentinamente un coche alterado por lo sucedido (quizá perdiendo el equilibrio con el agua o fruto de un despiste) chocó estrepitosamente contra la zona en la que sino fuera porque se había detenido le habría aplastado por completo tal como un misero insecto.

No sabía si había sido suerte, porque habría muerto en ese accidente, o a su contrario, porque por esa razón ahora tenía a Shizuo ahí, mirándole con esos ojos tan llenos de odio. Qué era peor, morir en las manos de un endemonionado con traje de camarero o ser envestido por un coche; era difícil la elección.

-         Calmémonos, Shizu-chan.-susurró con la voz aún agitada por todo lo sucedido. Su cabello y sus ropas estaban pegados a su piel; completamente empapado de pies a cabeza.

En el momento en que éste le agarró del cuello de la camiseta, no dudó en meter ágilmente la mano en su bolsillo en el que no tardó ni dos segundos en desenvainar su navaja. La única defensa que podría quedarle; aunque sabía que inútil en contra de ese hombre que casi podría decirse que era inmortal.

-         Vamos, vamos.-le decía nervioso levantando una mano en son paz al mismo momento en el que el rubio levantaba el puño.

Pero la piedad después de mucho odio acumulado no debía existir; porque el puñetazo lo recibió. Y tanto que lo recibió. Con el golpe pudo sentir a la perfección como su mandíbula se había desencajado. Y debía tener mucha suerte sino se le habían roto unos cuantos dientes. De sus comisuras barbotó un hilo de sangre; aún así éstas seguían sonriendo.

-         Shizu-chan…-le susurró fingiendo una entonación cariñosa que en el fondo sabía que no funcionaba muy bien con él.

Su oportunidad llegó como un ángel cayendo del cielo. El alboroto del coche llamó la atención de los policías que supervisaban la zona; por otro lado un conductor enojado también buscaba el causante de tal albedrío. En el momento en el que alguien posó la mano en el hombro de Shizuo buscando explicaciones de lo que acababa de suceder; sabía que sería su única ocasión para poder escapar.

Shizuo sólo volteó un poco la cabeza; desviando apenas la mirada de él. Pero fue suficiente. El agua ayudó a que su cuerpo fuera más resbaladizo de lo usual, y aunque magullado, consiguió salir corriendo por el callejón del lado contrario al que el coche se había precipitado.

Ah, pero Shizuo no se rendía tan fácilmente. Lo conocía muy bien. Fue por esa misma razón por la que decidió escalar como le fue posible unas escaleras de emergencia de un edificio con intención de desaparecer de su vista. Erróneo. Shizuo se había quitado de encima a cualquier pesado a base de puñetazos y golpes y había salido corriendo casi detrás suya.

Así que cuando éste subía; Shizuo prácticamente estaba pisándole los talones.

-         IZAYA, NO TE VAS A ESCAPAR ESTA VEZ.-gritaba eufórico.

En esta ocasión; de verdad pensaba que esas palabras por fin serían ciertas. No querría recurrir a ayuda, pero no le quedaba otra opción que hacerlo. Después de subir todas las escaleras a duras penas (suerte que Shizuo era más lento que él de por sí, ya que debido a las heridas apenas podía ir rápido. En su mejor estado habría desaparecido de su trayectoria ya, y éste no lo conseguiría localizar hasta el próximo y desgraciado encuentro) gateó por lo que ya era el terrado llano del bloque.

Oh, vamos. Debía salir de allí de alguna manera. Aunque fuera arrojándose al vacío. Sacó el móvil del bolsillo; bastante convencido de que así conseguiría la solución. Cuál fue su sorpresa al descubrir que éste estaba completamente apagado sin muchas intenciones de encenderse. De lo empapado que estaba lo extraño sería que funcionara.

Suspiró intentando tranquilizarse, dejando el aparato en el suelo. Sintió la presencia de Shizuo detrás de él y en poco menos de dos segundos éste ya estaba sobre él presionándolo contra el suelo.

-         Ey, ey. Esto empieza a ser acoso.-se quejó él aunque con cierto tono divertido.

Fuera como fuera no podía tomarse nada en serio. Ni siquiera a Shizuo.

Y el acoso en verdad lo parecía. Shizuo no pudo evitar mirarle de arriba abajo; comprendiendo que el cuerpo de Izaya mojado lo tenía pegado al suyo y que por si fuera poco debido a que la chaqueta entre tanto alboroto casi la tenía a la altura de los codos y que le cogía de la camiseta mostrándosele así todo el torso, estaba demasiado expuesto. Aunque eso no parecía importarle al moreno. El cigarro cayó de sus labios por la sorpresa (con algo de repulsión por su parte) y por un momento se quedó dubitativo.

Oportunidad perfecta. Al menos para Izaya, el cual levantó la mano en la que tenía aún la navaja enfundada y la llevó directa al estómago de Shizuo. No hubo suerte (¿no la iba a tener en ningún minuto de ese día?) porque éste consiguió apartarle justo a tiempo con la mano. Aún así la hoja que apretaba con la palma se estaba clavando en su piel y la sangre comenzó a fluir cayendo lentamente por su brazo.

Vamos. En esa situación se sabía demasiado quién sería el vencedor. No podría pasar mucho más tiempo para que perdiera la fuerza y Shizuo le consiguiera propinar de nuevo.

Una situación de desventaja por completo en la que la única salida a la que podría recurrir en ese momento era…

-         Shizu-chan puede ver mi cuerpo casi desnudo desde esa perspectiva.-rió con picardía dejando mostrar sus dientes.


Era una pequeña probabilidad, ¿un 5%? Quizá un 1%. Pero la única en la que en ese momento se le ocurría posible.

Pero sorprendente; funcionaba. La mano de Shizuo que forcejeaba sin problema contra el puñal, tembló. Abrió los ojos de par en par al notarlo. A pesar de que el rubio quiso ocultarlo, volviendo a usar la fuerza de siempre y en esta ocasión consiguiendo quitarle el arma y que saliera disparada a unos cuantos metros lejos de ellos.

Genial, ahora sí que estaba perdido. Aunque esa probabilidad sí que parecía existir. No podía haberlo imaginado nunca, pero de esa forma conseguía poner nervioso a Shizuo.

-         ¿No me digas que eres virgen, Shizu-chan?-le preguntó cariñosamente. Aunque ese cariño estaba tan lleno de malicia que no mostraba ningún tipo de afecto.-Shizu-chan es virgen…-canturreó en esta ocasión.-Shizu-chan lo es.-Parecía un niño.

Lo estaba poniendo furioso de esa manera y eso no era lo que buscaba. No al menos sí lo que quería era terminar muerto. El puño volvió a salir dirigido hacia su cara, consiguió esquivarlo quizá por la torpeza ahora de éste. Atemorizado armó una mueca al ver el boquete en el suelo de su lado.

-         Pero si Shizu-chan es virgen yo le puedo ayudar en eso…-dijo entonces.

Que remedio.

Shizuo no hizo caso y lo levantó del suelo quizá con intención de agitarlo contra el asfalto hasta matarlo. Era ahora o nunca.

-         Shizu-chan…-le susurró en el oído y lamió su oreja. Sus cuerpos estaban realmente cerca, no hizo falta moverse mucho para que sus pelvis se rozaran.

Ah, pero si esa probabilidad existía en realidad debía ser muy hipotética. Quizá podía ponerlo nervioso pero que consiguiera seducirlo era otro cantar. Shizuo era demasiado cabezota. Ahora sí, su oportunidad estaba dada. De los nervios mezclados con la rabia, el rubio lo arrojó muy lejos de él. Casi haciéndolo caer de arriba del edificio.

La suerte volvió de su lado. Él mismo había dejado escapar a su presa. Mientras se limpiaba la sangre del morro, Izaya con un ágil salto bajó hasta otras escaleras de emergencia y en esta ocasión no dudó en meterse por una de las ventanas. Cuando Shizuo se asomó, ya no había rastro de la rápida sanguijuela.

A lo mejor no había tenido tanta mala suerte. Sin darse cuenta, Shizuo le había demostrado una debilidad muy divertida que en el momento más adecuado quizá le resultara interesante. 


ver 2 ª Capítulo -> 


LAUZ