martes, 18 de septiembre de 2012

Sólo una vez [N. Italy xPrussia] + 18


Éste se trata de un ONESHOT (un sólo capítulo) de género YAOI (chico x chico) de la serie  Hetalia (World Series Hetalia). Sino te gusta esta temática o la serie te aconsejo que entonces no sigas leyendo, ¡Muchas gracias por leer y no olviden dejar un comentario para decir qué les ha parecido!

La pareja que sale en este capítulo es Prussia x N.Italy x Germany. Una especie de triángulo amoroso. Y este capítulo contiene escenas eróticas de +18 así que absténgase menores =).




Le amarró de la barbilla con fuerza y lo besó violentamente con una lujuria que hizo que al separar los labios un fino hilo de saliva los uniera.

-         No, Gilbert…-le susurró después de haberle provocado un gemido con aquello, a pesar de que había sido un beso forzado.

Feliciano le miraba sonrojado y con gesto de compasión. Apoyaba las manos sobre su pecho, como si tuviera la intención de tirarle hacia atrás, sólo que no hacía ningún tipo de fuerza por lo que no servía de nada . Ambos cuerpos estaban prácticamente pegados el uno al otro, friccionándose inconscientemente. Aunque era Gilbert el que pegaba su cuerpo contra el suyo buscando su calor.

-         Vamos, Ita-chan, en el fondo sé que lo estás deseando…-le murmuró en el oído después de lamer su cuello y cualquier tramo de piel que encontrara suya que tan carnosa y sabrosa le parecía. Era como si se tratara de un lobo ansioso en alimentarse de su presa.-Déjame por una noche…sólo por una noche serás mío…

Los temblores del pequeño pelirrojo ocasionado por sus palabras no hicieron otra que provocarle aún más. Ambos sabían que lo que estaban haciendo estaba prohibido, y aún así, no podían evitar continuar. A pesar de que éste le negaba en susurros; su cuerpo ardiendo, sus ojos entrecerrados por el placer y esos coloretes sonrojados de la vergüenza  le decían lo contrario. O al menos, era un razonamiento perfecto para no sentirse culpable.

Le zafó de las mejillas con ambas manos para besarlo de nuevo; esta vez introdujo la lengua descaradamente. Claro que quería continuar, sino no seguiría el ritmo del músculo que jugaba con su lengua de aquella manera. Eso le animó aún más, sin dejar de besarle comenzó a desabrocharse el cinturón del pantalón con una mano.

-         V-vas borracho, Gilbert…-le avisó Feliciano en cuanto escuchó el sonido de la hebilla, alarmándose por ello.-Sabes que yo…
-         Sí, que quieres a mi hermano. Ya lo sé.-le interrumpió con un tono de molestia en su voz. Sin embargo no le hizo caso.-Pero sabes, a mí siempre me has gustado.-Parecía muy decidido.- Mucho antes de que mi hermano se fijara en ti.-chascó la lengua mirando hacia un lado.- Ese petardo ni siquiera te tenía en cuenta...-volteó los ojos hacia él.-...y para mí ya me parecías adorable.   

El calor que propagaban sus cuerpos había caldeado la habitación de una manera sobrenatural; aquello era un horno. Lo cual, incitaba más a desnudarse; cosa que no tardó Gilbert en hacer despojándose de su camisa. No se quitó los pantalones, los bajó lo suficiente como para sacar su miembro. Sin esperar ni cinco segundos, le bajó los suyos y se inclinó hacia delante.

- No digas más esta noche, Feliciano.-le murmuró con tono excitado mientras ambos sentían, cada uno a su gustosa manera, como el miembro rozaba en la entrada.

 A pesar de estar en mitad de aquella locura placentera; que Gilbert se le dirigiera por su principal nombre,  le provocó un vuelco al corazón.

-Tanto tú…como yo, no diremos nada…No nos conviene…-le iba diciendo el peliplateado al mismo tiempo que comenzaba a penetrarle, lo que así le era inevitable entrecerrar los ojos y sonrojarse como el pequeño; que los cerraba con fuerza.-Déjame disfrutar de ti…Aunque sea sólo una vez en mi vida. A cambio, podrás disfrutar del maravilloso Gilbert.

Por un momento se miraron a los ojos; teniendo una extraña conexión que hizo alejar cualquier problema, cualquier situación, cualquier cosa relacionada con ellos, incluso Ludwig, el hermano menor tan importante para uno y la pareja que tanto amaba el otro. Ese acto fue el concluyente y el que hizo que ya ninguno de los dos, en especial Feliciano, intentara razonar más.

La ferocidad con la que le agarraba Gilbert para embestirle; estirando del cuello de su camisa, presionándole las piernas lo más arriba posible y apretándole con fuerza de la cintura; parecía que éste hubiera acumulado tanto aquel deseo de tenerle que ahora había dejado liberar lo que se había convertido en una fiera enloquecida. Parecía que Gilbert tan sólo lo quisiera para el coito y no le importara lastimarlo con sus manos o con la fuerza de su pelvis. Pero si le estaba utilizando o no, si había sido el alcohol que había tomado, eso ya no importaba. El mal ya lo habían hecho; y ya no había vuelta atrás.

Quizá fueron esas las últimas conclusiones de ambos para no sentirse tan culpables.

-         ¡¿Qué os parece?! ¡¿A qué es mona?! –bramó emocionado Gilbert mientras daba varias palmaditas a la espalda da la jovencita rubia que mostraba a Feliciano y a Ludwig.- Empezamos a salir hace una semana, ¿Os hace ir a la bolera o los recreativos los cuatro juntos?

Ludwig y Feliciano miraron a la muchacha con una mezcla de sorpresa y lástima. Sabían que sería un romance de unos pocos meses y tarde o temprano cortarían; al menos era siempre eso lo que pasaba con los noviazgos express de Gilbert. Esta vez la jovencita, llamada Liechtenstein, parecía de corta edad y su rostro inocente se mostraba como asustado. Era como una muñequita con aquellos ojos grandes y piel porcelana. Sin saber el por qué; Feliciano lo primero que pensó al verla era que Gilbert tenía un gusto “peculiar”; como si tuviera una extraña obsesión en aquellas personas pequeñas y de parentesco frágil. Por un momento el rostro de  Liechtenstein le recordó al suyo; comprendiendo que tenían ese mismo parecido. Inevitablemente, con eso, recordó lo de aquella noche.

Aceptaron la propuesta y las dos parejas marcharon al centro comercial más cercano para entrar a los recreativos y pasar el rato.

Cuando se metieron a la bolera y por equipos comenzaron a jugar, de tanto en tanto Gilbert pasaba el brazo por detrás de la jovencita y le besaba. No sólo un beso; habían manoseos, besos con lengua y de tanto en tanto el juguetón de ojos rojos le gustaba levantarle la falda o meter directamente la mano donde no debía. La pobre chica en esas situaciones parecía pasarlo bastante mal; incluso en un momento anunció que tenía una emergencia y se fue directa al baño con los ojos lacrimosos.  

-         ¿Estás cansado?
-         ¿Eh?-respondió Feliciano despertando de su ensimismamiento. Se dirigió a Ludwig y pensó en lo que le había preguntado.-Un poquito sí, jeje.

Con una sonrisa, se inclinó con delicadeza hacia el alemán y reposó el cuerpo en su esbelto y musculoso brazo. Ese que tanto reconforte y seguridad le otorgaba. 

-         ¿Dormiremos juntos hoy, verdad?-le preguntó bajando un poco más la voz de lo habitual, asegurándose de que sólo él le escuchara.
-         Hmm, claro que sí.-le contestó con torpeza el rubio que, como siempre que le decía ese tipo de cosas,  se le había puesto la cara como un tomate.- Oh, creo que te toca a tirar a ti.

Efectivamente, Gilbert ya había tirado su bola (que por cierto era el que iba ganando, Ludwig como segundo) y ahora le tocaba a él. Arqueó el morro hacia abajo, sin querer despegarse de éste. Se levantó, intentando animarse por el camino (pues se le daba fatal y estaba perdiendo), cuando fue a coger una bola y alguien lo abrazó por detrás de sorpresa; reteniéndole allí por varios segundos. 

-         ¡Te pillé, no pienso dejarte tirar la bola, muajajaja!

Era Gilbert quién lo había cogido. Le miraba con picardía y ahora lo retenía de las axilas. Volteó la cabeza para reconocerle, y cuando lo hizo y le vio el rostro de tan cerca no pudo evitar sonrojarse y ponerse muy nervioso. Porque aún se acordaba de la última vez que lo tuvo así; y en esa ocasión se acercaron hasta besar sus labios. 

Las cosas debían ser como antes aunque después de aquello fuera imposible. No podían, al menos él, hacer como si nada hubiera sucedido y nada de aquella noche hubiera pasado de verdad. Pero tampoco podían darle importancia; pues si así fuera no podrían estar en esa misma situación. Ambos sabían que desde aquello, la percepción del otro había cambiado. Sin embargo, también sabían que eso con el tiempo sería diferente y terminaría “olvidándose”, o mejor dicho, siendo cada vez más insignificante. Él porque amaba a Ludwig realmente, y Gilbert o bien por qué quería a su hermano y aceptaba renunciar a él o directamente porque nunca fue así y tan sólo quiso usarle para esa noche.

De una cosa estaban muy seguros, y era que eso no volvería a suceder nunca más. Era algo que formaba lo imposible como si fuera un sueño pero que se había escapado hacia la realidad por algo indescifrable y enigmático que ninguno de ellos entendía. Desconocían si algún día volvería a pasar aquella “oportunidad” de comenzar algo así; y aunque la fuera ninguno de los dos lo haría otra vez. Pues si hubiera una segunda ya no podría tomarse aquello como una nimiedad. Y sabían de sobra pero no podían librarse de culpa alguna así, pero el trato con aquel diablo lujurioso consistía en eso; en que tan sólo se tratara de una sola vez.

Pues de lo contrario se formaría lo caótico.




LAUZ  








No hay comentarios:

Publicar un comentario